La última vez que yo la había visto a ella estaba enterrada en dolor y lágrimas por la muerte de su marido y padre de sus dos hijos.
Ahora ponía la piel de gallina verla así de enamorada, suspirando por haber sobrevivido a una tormenta emocional tan dura. A buen seguro que el buenaso de Jose se alegraría si le llegara la noticia.