Me encanta destrozar la habitación, las sábanas, mancharlo todo, mezclar olores, sabores y nuestros fluidos corporales.
Me gusta verte serena, alegre, habladora.
Amo tus gestos. Me siento el hombre más feliz del mundo viéndote hablar.
Adoro sentirte libre. Saber que me cuentas lo que quieres. Que no condiciono ninguna decisión tuya. Te quiero así.
Me gusta sentir tus gritos de placer, tu sorpresa por lo que sientes, tu cara seria por ser consciente de la maravilla vivida, nuestros ataques de risa después de orgasmos, sin más explicaciones, no necesitamos explicaciones. ¿Sabes el valor que eso tiene?