El chaval puso "dependiente en Primor".
La profesora se enfadó por entender un tono de burla en la respuesta aunque a los padres no les habló de su enfado sino de la falta de motivación de su hijo para dedicarse a "algo".
El chaval tenía una sensibilidad especial con el hecho de sentirse juzgado, así que no dio más explicaciones a nadie porque nadie las mereció.
Unas semanas después estaba explicandole al padre cómo los perfumes tiene una mezcla de olores que van graduados en tiempos de exposición y en intensidades. Cómo en las páginas de venta salen unos gráficos que hablan de prioridad de olores en cada perfume. Era un mundo que le fascinaba, un mundo de olores en el que se desenvolvía a la perfección, sabía distinguirlos.
Puestos a poner en el ejercicio de clase Astronauta o futbolista profesional, cosa improbable a todas luces, simplemente expresó que le gustaría trabajar vendiendo algo que le embrujada.