miércoles, 3 de septiembre de 2014

Yo también fui niño

Caminamos, miramos, huimos. Hablamos para disimular, para huir. Los vemos distintos, nos convencemos de que son distintos, de que no tienen el mismo derecho. Jamás se nos ocurre pensar que una vez fueron niños. Niños paridos. Bebés paridos. Bebés amados. Niños que rieron, que jugaron. Niños que crecieron y la vida les jugó una mala pasada. Niños que ahora, ya no lo son. Te piden que les ayudes. Que les ayudes a vivir, a subsistir, a comer. Quizá quieras ayudarles. Quizá no, porque suponga reconocer que necesitan de tu ayuda. Y algún día encuentras una moneda en el bolsillo. Sabes que es pequeña. No la has puesto todavía en la cartera. La tocas con la mano, miras, ves que puedes, la sacas, te agachas, la dejas, sonido a metal. Y ese niño levanta la mirada. Te da las gracias. Y te sientes bien.