Me gusta despertarme a media noche y sentir tu respiración cerca.
Me gusta pegarme a ti por detrás, acariciar tu costado.
Besarte un hombro.
Sentir que cambia tu respiración, que te das la vuelta y apoyas tu cara en mi pecho.
Acaricias con tu mano mi abdomen y tocas mis genitales con una dulzura que me vuelve loco.
Dices algo, siempre dices algo.
Nos quedamos así, acurrucados hasta el siguiente despertar.
Las noches en que no estás te echo de menos.