Hacer bajar el agua por tu espalda aunque pronto volverá a tener mi olor.
Ver cómo te vistes mientras me siento en la cama haciendo nada.
Pedir lo mismo en la cafetería y ver la sombra del café lo más alargada posible.
Hacer kilómetros en silencio.
Volver a casa a una cama que solo tenga una sábana, con espacio.
Saber que anocheció porque nos puede el sueño.