Adoro la sinceridad inocente con la que hablas, desconoces que tiene un valor poco frecuente, y eso la hace pura magia.
Adoro cómo te recoges el pelo estando desnuda antes de acercarte a mí. Es un paréntesis que haces con seguridad, con maestría de experta.
Adoro cuando acompañas con bailes tus palabras. Tus movimientos sensuales al son de una música que tú inventas cuando no suena.
Adoro que no me escribas. Que no me cuentes tu día a día. Que no necesites contarme tus problemas. Y que solo me quieras para olvidarte del mundo cuando estás conmigo. Con entrega absoluta. Con atención plena. Saboreando el momento. Saboreando mi piel. Saboreando mis besos perdidos en cualquier parte de tu cuerpo.