miércoles, 13 de abril de 2022

la barra

Descolgó la pizarra de la pared del bar y la plantó delante de los clientes. Esa era la carta. A tiza. Sin precios, demasiado bajos para que alguien protestara al pagar.

¿Los postres son hechos aquí?
¿Por usted?
Nadie más trabaja aquí. 

Cuando no estaba atendiendo esperaba detrás de la barra con los brazos cruzados y apoyados, como asomado a un balcón. Con la mirada fija.
Qué raro me resultaba verlo. Era pura belleza. Era como ver en directo el pasado. Pensé: no tiene móvil.
Simplemente estaba. Esperaba. No tenía cara de aburrirse ni divertirse tampoco. Esos lujos de darle tanta importancia a las emociones no iban con él.