jueves, 16 de noviembre de 2017

Con la frente marchita

El perro blanco que parecía de peluche fue directo a la señora. La gaviota pasó gritando. Al fondo se veía la playa que nunca fue reducto de amantes. El perro llegó a la señora y miró su pantalón blanco. Se escuchaba el eco de Sabina y sonó el silbato del tren. El perro subió las patas al pantalón blanco. En el banco de piedra del puente de las dos bolas dormía acurrucado entre bolsas y descalzo uno del lugar. La dueña del perro corrió llamando a su peluche. La marea estaba baja y tranquila y asomaban cosas ocultas por el mar. Amarga el dolor de saber tu ausencia. La dueña del perrito no llegó a tiempo. El perrito se subió al pantalón blanco. Y recibió caricias, besos y risas de cariño