Reír porque estamos abrazados y te hablo con los labios susurrando a tu cuello, a tu piel. Porque miras al cielo mientras me hueles y la sonrisa no te cabe en la boca y sientes mis latidos golpeando a gritos alegría.
Y quisiera detener el mundo en ese instante en que no necesito nada más que a ti a mi lado sintiendo tu risa partiendo el cielo en dos, abriendo un hueco grande donde cabe todo.