martes, 17 de septiembre de 2024

piel fina

Tengo la piel muy fina para ciertas cosas. Una es la tolerancia a la agresividad, la forma agresiva de hablar. Otra de ellas es a que me digan lo que tengo que hacer.

 Acepto que alguien vea esas dos cosas en concreto como defectos. Yo no, y no tengo intención de cambiarlo. 

Con respecto a lo de decir lo que tiene que hacer otro es muy habitual que la gente te diga (con toda su buena intención) que algo que haces está mal, o que te "aconsejen".
Cuando a mí me piden consejo siempre digo lo mismo: esa palabra la tengo desterrada de mi vida personal o profesional, yo te puedo dar información y mi experiencia pero la decisión válida es la tuya, lo que yo haría solo vale para mí, no para otra piel.

Idealizamos a las madres, a los padres, a los abuelos, a los mejores amigos. Pero en muchas ocasiones son una lacra emocional que sufren los hijos, las hijas, nietos, etc.

En cuanto a los abuelos sobra decir que son de otra generación. Y los hay que saben respetar y aceptar que los criterios son otros y los hay soberbios y groseros como cualquier otra persona, no los salva ser el abuelito. Esto es así queramos verlo o no.

Madres que hicieron la vida imposible a hijos homosexuales las hay a patadas. 

En mi opinión, detrás de cada tirón de oreja a la decisión de otra persona hay una falta de respeto a la libertad individual de hacer cada uno lo que crea conveniente según su criterio, su experiencia, o simplemente según le vino en ganas.