Ahora ella es enfermera y su hermana mayor también.
Una de sus compañeras de trabajo me contó una vez que ella le había hecho pagar un postre. Me dijo que en un restaurante en una cena en grupo había pedido un postre y que ella había dicho que se separara de la cuenta, pues las demás no habían pedido postre. Yo me reí y me acordé de la muñeca, y pensé en la valentía que hay que tener para pedir cuentas separadas y no pagar lo que no te corresponde.