El resto de los problemas, que son muchos y graves en algunos casos, vienen después. Pero sin lo primero el camino es largo y tortuoso necesariamente.
Cuando la prioridad son las notas, por poner un ejemplo, y la relación personal es mala, la probabilidad de que acabe en desastre emocional para todos es alta. Si la prioridad es el amor, todo lo demás es mucho más fácil. Eso no garantiza las notas, pero ahí está el decidir cuál es la prioridad, y no es fácil de aceptar. Al paso de los años miraremos hacia atrás y cada uno debe valorar qué dio a su hijo y cómo fue esa convivencia con él y qué consiguió su hijo en la vida.
El valor que cada uno le dé a ese resultado final es ya un tema muy personal.