lunes, 28 de septiembre de 2020
el día a día
Una caricia en la pierna en un semáforo. Mis labios rozando tu ombligo. Una caricia en la nuca. Un Buenos días preciosa que queda en el predictivo. Un qué bien, mañana nos vemos. Un abrazo porque sí. Un fleco que coloco en su sitio. Una alegría porque sonó el tono de tus mensajes. Unas aceitunas sobre unas rocas mirando al mar. Saber cómo te gusta el café. La ilusión de empezar un día juntos. Querer que llueva para verlo contigo. Hablar de todo y de nada, pero hablar. Sentir que las horas son minutos. Crecer. Atreverte. El reguero de ropa de la puerta a la cama. Mirar el presente. Aprender con sangre, sudor y lágrimas que el pasado solo sirve para dañar. Mejor seguir aprendiendo. Hablar sin parar de los colores del atardecer como si fuera lo más importante de te ha pasado en meses. Despertar a tu lado y quedarme esperando tu primera sonrisa. Sentir tus ganas. No imaginar un futuro muy lejano. Poner corazones en nuestra lista de cosas pendientes porque ya las hemos hecho. Besarnos y no pensar en otra cosa que no sean tus labios. Ver peces. Saber parar el mundo por una tela de araña. Acariciarte como un fin en sí mismo. Ver cómo te aferras a lo nuestro y no pierdes la esperanza. Ver que el tiempo te da la razón. Aprender de ti. Y de mí.