Amaneces con la sonrisa a tu lado que habías buscado. Con la sonrisa en tu boca por la que habías luchado. Con la sonrisa en tu alma por la que diste el paso. Esa sonrisa es tuya y solo tuya. Úsala cuando quieras, te la has ganado. Había que saltar, cerraste los ojos, dejaste de mirar a las cuerdas que te ataban y saltaste. Después tocó empezar desde el suelo, pero sonriendo