viernes, 11 de diciembre de 2015

El admirador

La seguía por redes sociales. Le parecía guapa. No era de su edad. Ella era una escritora y crítica literaria de 67 años de edad que se ayudaba de un hermoso bastón para andar por la vida. Y él un aficionado a la escritura de apenas 30 años.
Ese día Alenna presentaba su nuevo libro "solo hay un camino a la muerte" en el Gabinete Literario. Él pulsó "asistiré" en el evento. Tan solo 2 horas más tarde había otra presentación en el Palacete Rodríguez Quegles. En este caso los invitados eran los compañeros de la propia editorial. Aún así le dieron publicidad al acto. Él puso en el evento "tal vez asista".
Finalizado el primer acto se acercó a ella y le pidió firmar tres de sus libros. Llevaba un cuarto libro en la mochila, pero no lo enseñó a la escritora.
Alenna Collar salió acompañada de sus más íntimos amigos y se dirigió al segundo acto de la tarde. Su sonrisa era más ancha que la calle Benito Pérez Galdós por la que transitaban irremediablemente en línea recta a la segunda presentación del día. En la esquina con la calle San Bernardo se despidió de sus amigos y cruzó sola, ya estaba cerca. Un coche salió del parking y saltándose el semáforo atropelló a la escritora. Horas más tarde moría. El conductor paró su vehículo en el muelle deportivo. Se bajó. Se sentó en un banco Sacó el cuarto libro de la mochila. Empezó a leerlo. Junto al libro sostenía en la mano una carta firmada por Alenna Collar. Sus últimas letras antes de la firma eran "sintiéndolo mucho hemos decidido no publicar este libro"