La inmediatez y la disponibilidad a discreción nos está anulando en otros aspectos de la vida.
Y la gente cada vez tiene peor tolerancia a la frustración. Cada vez va a los servicios con peor actitud, más intolerante, más borde, más irrespetuosa.
En 2022 cuando volví a mi unidad, Atención al Empleado, pensé que era una impresión mía por los cinco años que estuve fuera de esa unidad. Lo achaqué a mi memoria. Pero es algo que ya se sabe. Lo he escuchado en distintos foros incluido en un congreso en varias ponencias independientes.
En la foto se explica algo que ya está en una ley. Independientemente del grado en que se cumpla, se hace evidente que si está en una ley es porque está haciendo daño, esa necesidad de inmediatez de todo nos está haciendo daño.
Yo por mi lado desde hace muchos años he puesto el límite de no atender consultas laborales por WhatsApp, a mitad de pasillo, en el baño meando literalmente, Messenger, Instagram, email, llamada. Estamos al alcance inmediato por todos lados. Y esto ha llevado a retiradas de saludos de unos cuantos, no es anécdota el número. Es sencillamente insostenible y materialmente imposible. Pero la tolerancia y el respeto a los límites ajenos es muy escasa.
Seguramente yo también cometo el error de preguntar por WhatsApp a mi amiga veterinaria, pero lo que no hago es retirarle el saludo y juzgar sus necesidades de desconexión. Sinceramente es de las cosas que reconozco no saber llevar, pero ceder como dije es insostenible y eso lo tengo clarísimo.
Bueno, ya me desahogué. Dicho queda.