domingo, 7 de febrero de 2016

El Puerto

Despierta la ciudad para empezar a trabajar. Muchos ya corren o pasean o se dirigen al trabajo mirando de reojo el agua tranquila y las rocas sumergidas de la playa. Rodeo el Mercado del Puerto admirando su edificio emblemático y testigo de tantas historias en su interior como Historia en sus alrededores. Todavía no ha abierto. En un bar de la zona un camarero en camisa blanca y manga corta mueve sus manos con rapidez. No lo veo pero lo imagino por el ruido del cristal y el vapor a presión de la máquina y por el olor a café. Al cruzar la calle Tenerife un hombre disfrazado de vagabundo habla solo, decía algo sobre un ascensor, a él no lo ha disfrazado las fechas sino la vida.