sábado, 29 de marzo de 2025

el precio de la libertad

El precio de la libertad es que creyendo en el amor no puedes parar de generar odio 

martes, 25 de marzo de 2025

desconexión digital

Cada vez le tengo más tirria a la imagen ya cotidiana de ver a una barbaridad de personas mirado el móvil. Sea en la parada de guaguas, en el parque, sea caminando, sea parado de pie en medio del gimnasio. Y no lo digo porque yo no lo haga. Intento no hacerlo con gran esfuerzo y no siempre lo consigo. Ahora, esa imagen, cada vez se me atraganta más.

La inmediatez y la disponibilidad a discreción nos está anulando en otros aspectos de la vida. 

Y la gente cada vez tiene peor tolerancia a la frustración. Cada vez va a los servicios con peor actitud, más intolerante, más borde, más irrespetuosa. 

En 2022 cuando volví a mi unidad, Atención al Empleado, pensé que era una impresión mía por los cinco años que estuve fuera de esa unidad. Lo achaqué a mi memoria. Pero es algo que ya se sabe. Lo he escuchado en distintos foros incluido en un congreso en varias ponencias independientes.

En la foto se explica algo que ya está en una ley. Independientemente del grado en que se cumpla, se hace evidente que si está en una ley es porque está haciendo daño, esa necesidad de inmediatez de todo nos está haciendo daño. 

Yo por mi lado desde hace muchos años he puesto el límite de no atender consultas laborales por WhatsApp, a mitad de pasillo, en el baño meando literalmente, Messenger, Instagram, email, llamada. Estamos al alcance inmediato por todos lados. Y esto ha llevado a retiradas de saludos de unos cuantos, no es anécdota el número. Es sencillamente insostenible y materialmente imposible. Pero la tolerancia y el respeto a los límites ajenos es muy escasa.
Seguramente yo también cometo el error de preguntar por WhatsApp a mi amiga veterinaria, pero lo que no hago es retirarle el saludo y juzgar sus necesidades de desconexión. Sinceramente es de las cosas que reconozco no saber llevar, pero ceder como dije es insostenible y eso lo tengo clarísimo.

Bueno, ya me desahogué. Dicho queda.

miércoles, 5 de marzo de 2025

el accidente

El impacto fue a las 18:07 en la esquina de la calle Secretario Padilla con la calle California.

Y uno no puede dejar de pensar en qué hubiera ocurrido si hubiera pasado antes o después de esa hora por ese lugar.

No hace falta que fuera media hora antes, bastaba con que hubieran sido 2 segundos después. Bastaba con que no lo hubiera mandado a hacer la compra antes de coger la patineta. Bastaba con que la persona que estaba delante en la cola del supermercado no se hubiera liado pagando en metálico. Bastaba con que no se hubiera liado buscando el kéfir, si le hubiera pedido yogur hubiera salido antes del supermercado. Da igual que hubiera llegado antes o después, pero no hubiera sido a esa hora.

Y qué decir del otro vehículo. ¿Haría la compra antes de coger el coche? Era un taxi, ¿y si el cliente que estaba dentro hubiera vivido en otro lugar y no hubieran cogido por esa calle?.

Claro que también tendríamos que pensar en la cantidad de veces que no ha pasado nada y que también dependieron de un montón de circunstancias previas.

Tenemos una capacidad enorme de decidir la suerte que corremos. Vamos aprendiendo por la vida a decidir. Unas veces la propia vida nos enseña a bofetones, otras nos enseña con regalos inesperados. Y si nos molestamos en estudiarla veremos que muchas de las cosas que nos ocurren están ahí por nuestras decisiones y así vamos poco a poco asumiendo nuestra responsabilidad en nuestra historia.

Pero también es cierto que el azar va poniendo y quitando cosas de nuestro camino. El azar nos ha puesto delante nimiedades que terminan siendo fundamentales en nuestro futuro. Da miedo pensarlo porque además no podemos hacer nada con ese azar, esa parte de lo que nos rodea cada día. 


Y quizá la vida sea sólo eso, azar y decisiones. Aceptar la incertidumbre del azar y aprender aquello que nos haga tomar decisiones que nos hagan más felices.