Cuando Lucía y Eduardo eran pequeños conocimos a muchas parejas en la puerta de la entrada del colegio.
Curso a curso hubo separaciones. Yo gastaba la broma, sin llegar a contarlas, de que ya eran más las parejas separadas que las casadas.
Era un colegio laico. La proporción es distinta en los religiosos. Ni uno ni otro es una muestra representativa de la población general.
De vez en cuando veo a una de esas madres por la avenida. Hace unos años iba la pareja junta, la pareja que yo conocí en aquellos años de cole, y paraban a saludar. Ahora ella va sola y a veces con otro hombre. A él también lo veo pasear solo, todavía no lo he visto con pareja.
Ahora nunca paran. Ella ni siquiera saluda. Huye con la mirada hacia la arena. Se le ve la vergüenza en el rostro. Sí, la vergüenza de haberse separado. Sí, todavía en nuestros tiempos hay vergüenza.
El año que viene habrá pasado un cuarto de siglo de este XXI. Es el mismo tiempo que ha pasado de 1950 a 1975. Dos épocas que más o menos podemos imaginar lo distintas que fueron en todos los aspectos.
Pues eso, vergüenza. Y cuando alguna pareja de entonces me para y dices que ya no estás con aquella persona es muy divertido (ahora ya me divierte) ver las reacciones, las caras de "a ver cómo digo hasta luego lucas".
Vergüenza ¿porque la gente piense que te fuiste a follar con otro? Y si fue ese el motivo ¿qué? Cada uno que mida sus decisiones con su balanza moral. Utilizar la balanza propia para juzgar decisiones ajenas es ruin de cojones.
Mientras tuviste ganas de follar con tu pareja todo fue bien. Luego llegaron otras inercias que distrajeron la atención, y nadie miró a la pareja. Cuando esas distracciones pasaron ¿Qué quedó? Nada. Porque no tenías conciencia de pareja,, no sabías lo que era una relación, no tenías la formación necesaria.
Envidio a esas parejas que sí han sabido mantenerse. Las envidio sanamente. Con alegría. Ojalá nunca me llegue la noticia de su separación. Conozco algunas. Y da gusto verles juntos. Se buscan con sus miradas en las fiestas con amigos y se ve esa complicidad, esas ganas, esa admiración de la otra persona. Ellos sí eran conscientes de lo que era una pareja. No sé cómo les llegó el conocimiento, eso no lo sé, la calle que nos faltó a otros quizá, pero no lo sé. Y la etapa de niños fue una etapa dentro de su larga historia de pareja que ojalá dure hasta que la muerte de uno de los dos los separe.