palabras

Sopla una nueva brisa y yo no sé si ha pasado un momento o una eternidad. Así pasan nuestras risas entre caricia y caricia, con palabras simples, con ganas.

El callejón

Tenían 35 años ambos.

No tenían una gran casa, ni un gran trabajo, ni unos grandes estudios, ni grandes conversaciones, si es que se puede hablar de tamaños en estas cosas y entender todos lo mismo.

Habían alquilado un cuarto pequeño a pie de calle que hacía la veces de cocina, dormitorio y baño. Daba a un callejón peatonal con adoquines sin vistas.

Sí tenían una gran ventana por donde se les veía cenar viendo la tele y se les escuchaba hablar de su día de trabajo.

A pocos metros tenían sus trabajos en empresas de servicios dentro del casco histórico de la capital de la isla bonita.

En su casa y en sus vidas no había grandes acontecimientos, ni grandes emociones, pero en la vida de cada uno de ellos estaba el otro, y eso lo llenaba todo hasta el punto de no haber espacio para más.

Pedro

La primera vez que fui a una tienda yo solo, fue a la tienda de Pedro.

Yo tendría unos 7 años y me quedó un recuerdo claro: una señora mayor se me coló en los embutidos y yo me quedé callado.

Pedro y Mary abrieron una pequeña tienda en el barrio de Las Torres allá por los años 70 y largos. Y que luego convertirían en un mini autoservicio.

Yo salí del barrio con 18 años y les perdí la pista.

Hace entre 15 y 20 años que compro en su tienda de frutas en Fernando Guanarteme. Me di por conocido y Mary me mandó recuerdos para mis padres. Ella en los últimos años no suele estar en la tienda.

A Pedro lo ayuda su hijo. Tiene unos 40 aunque soy malo calculando. Da gusto verlos. Amabilidad innata. Los he visto saliendo de la tienda con el brazo por encima en actitud de cariño a su padre. Es un tipo guapo y bien cuidado, lejos de la actitud arrogante de algunos guapos que piensan que su belleza les hace ser mejores que el resto del mundo.

Pedro ha sabido sobrevivir con su mismo negocio en lugares tan distintos y en épocas tan distintas.

Si pides calabaza, la parte delante tuya: "como cuánto quería". Poca variedad pero productos muy bien elegidos. Bizcocho de Lomo magullo o Juncalillo. Queso majorero. Gofio. No sé cuál será su secreto para buscarse una clientela fija aún cambiando de barrio. 

Algunos de ustedes lo conocen y no sé si sabían por dónde andaba. Sigue con la misma pachorra aparente para atender pero la verdad es que gestiona bien los tiempos de espera.

Fantasía 1

Pasas delante de mí con tu bañador negro. Levanto un ojo de mi libro y veo como te tumbas en la hamaca de al lado. Cierras los ojos y te dispones a secarte al Sol. Estás un poco erizada de frío, tus pezones me lo confirman. Sonríes cuando te lo digo. Me siento en la hamaca y te acaricio con un dedo tu brazo. Llego a tu hombro y con disimulo paso la palma de la mano suavemente por tus pezones. Abres un poco los ojos por vergüenza y ves que hay un chico cerca mirándonos. Él se avergüenza un poco y baja la mirada. Su chica no se corta, vio que algo se le movió en el bañador y posa la mano aparentando estar distraída. El chico sonríe a su chica y a ti. La situación te parece excitante y te atreves a bajar tu mano poco a poco entre tus muslos. Te acaricias un poco con un dedo por encima del bañador. Y la otra mano la extiendes a mí. Compruebas lo que sabes, que tengo una gran erección y que quiero que me acaricies. Ruedas mi bañador y empiezas a masturbarme mientras te masturbas tú. Vemos a la otra pareja hacer lo mismo. Se acabaron las sonrisas. Todos tenemos cara de éxtasis. Me pides que te bese para correrte y mientras, no quitas ojo a la chica, te gusta como se la come. Hay atrevimiento en esa pareja. Después de nuestros orgasmo nos damos un baño en la piscina para enfriarnos un poco. Dentro del agua me abrazas y me besas con ternura

Hay regalos que llegan en fechas inesperadas.

Si alguien apuesta por ti de forma decidida, sin ambigüedades, sin frenos, sin juicios, con libertad, confiando en ti, sabiendo recibir toda tu capacidad de amar, sabiendo amar con una capacidad enorme y teniendo ganas claras de demostrarlo, solo se puede hacer una cosa: abrir las manos y decir "Sí" y "vale", nuestras palabras favoritas.

Todos los amores tienen un final, yo no sé cuándo será como no lo sabe nadie, pero mientras dure me sentiré tan correspondido que no me dará vértigo mirar hacia arriba ni hacia abajo porque estamos a la misma altura y eso en sí mismo tiene un valor que sé apreciar

La mano

Tu cara habla por ti, tienes una trasparencia inevitable.

Tu sonrisa entre tímida y complaciente, complacida, seductora, me cautiva, no sale de mi mente.

Tu manera de pensar en alto me dice que no escondes nada, que ves de forma natural la sinceridad. Eso me da seguridad, serenidad. 

Tu capacidad de recibir mi cariño y mi atención me maravilla. Siento que estás ahí para darme y a la par para recibirme. 

Tu manera de acariciarme y tu manera de disfrutar de mis caricias me hace disfrutar cada momento de tu piel.

Siento una correspondencia tan grande que es imposible sentir vértigo ni hacia arriba ni hacia abajo.

Solo deseo llegar lejos, juntos, libres, juntos, volar alto, juntos, sin límites, juntos.

la punzada

Se levantó con algo de miedo. Nada que temer, allí encontró los regalos.

Al levantar la mirada solo vio a mamá. A papá lo vio por la tarde con más regalos.

A partir de ese día, la mañana de reyes le llegaba con una punzada en el corazón que no tenía una causa consciente pero que se gestó en aquella ausencia fruto de la ruindad humana que no entiende de prioridades. 

Muchos años después él repetirá la historia con su hijo aunque todavía no lo sabe.