Ella estaba acostada en braguitas.
Al pie de la cama estaba su chico, su preferido, su amante, el que le había hecho la mejor comida de coño de toda la historia de su sexualidad. Estaba de pie, con una erección de una semana de abstinencia. Desnudo completamente.
A la derecha de la cama estaba el chico A, vamos a llamarle así. Algo cortado por la situación pero con ganas de experimentar. La miraba con timidez y con deseo.
A la izquierda de la cama estaba el chico B, vamos a llamarle así. Se le veía relajado.
Ninguno de los cuatro había vivido una situación similar.
Ella dedicaba miradas a los tres mientras se acariciaba las braguitas para que ellos empezaran a calentarse.
Ella se sentó, extendió sus manos a los laterales y agarró el bulto de los pantalones del chico A y B. Notó como crecía en su interior las dos vergas.
Les ordenó que se bajaran los pantalones.
Empezó a pajear lentamente al chico A y al chico B. A veces se metía una polla en la boca de uno y seguía con la mano al otro. Luego cambiaba.
Su chico miraba extasiado de excitación mientras se masturbaba. Se tumbó en la cama y empezó a comerle la entrepierna. Ella jadeaba y tenía que parar de chupar al chico A o B. Su chico era una bestia y era complaciente con las fantasías de su chica.
Cuando ella le dijo que estaba a punto de correrse él paró. Le dijo al chico A que se tumbara. Ella se subió encima del chico A.
El chico A la penetró despacio y ella se tumbó encima. El chico B puso su polla al alcance de la boca de ella. Así podía sentir a dos a la vez dentro de su cuerpo.
Pero su chico sabía lo que ella buscaba.
Y se puso por detrás. La lubricó bien por todos lados. Desde atrás veía la penetración del chico A en su chica. Y veía el culo bien puesto, lubricado. Estaba tieso de verdad, con la polla dura dura. Puso la punta en el culo y la movió en círculos. Ella moría de excitación.
Ella empezó a decir, ay, me corro, me voy a correr. Y su chico la penetró por detrás.
Ella sintió su fantasía dentro de su cuerpo. La doble penetración mientras hacía una mamada magistral poniendo ojos de viciosa al chico B que ya se corría también.
Su chico se corrió con ella, a la vez que el chico A se corría en la boca y el chico B se corría dentro de la vagina.
Quedaron exhaustos los cuatro.
Los dos chicos A y B se vistieron y los dejaron con su intimidad de pareja.
Él la besó con ternura. La abrazó con ternura. La quiere con locura.