la habitación

Me gusta que salgas desnuda del baño cuando se supone que ibas a lavarte los dientes. Y que te rías al verme.

Me encanta destrozar la habitación, las sábanas, mancharlo todo, mezclar olores,  sabores y nuestros fluidos corporales.

Me gusta verte serena, alegre, habladora.

Amo tus gestos. Me siento el hombre más feliz del mundo viéndote hablar.

Adoro sentirte libre. Saber que me cuentas lo que quieres. Que no condiciono ninguna decisión tuya. Te quiero así.

Me gusta sentir tus gritos de placer, tu sorpresa por lo que sientes, tu cara seria por ser consciente de la maravilla vivida, nuestros ataques de risa después de orgasmos, sin más explicaciones, no necesitamos explicaciones. ¿Sabes el valor que eso tiene?

los putos frenos

Poner frenos a una relación por miedo a lo que sientas cuando acabe es como cerrar los ojos en un atardecer, es decir, es asegurarte de que acabe antes de empezar a disfrutarlo.

Primor

La profesora pidió que escribieran cuál era la profesión a la que se querían dedicar.

El chaval puso "dependiente en Primor".

La profesora se enfadó por entender un tono de burla en la respuesta aunque a los padres no les habló de su enfado sino de la falta de motivación de su hijo para dedicarse a "algo".

El chaval tenía una sensibilidad especial con el hecho de sentirse juzgado, así que no dio más explicaciones a nadie porque nadie las mereció.

Unas semanas después estaba explicandole al padre cómo los perfumes tiene una mezcla de olores que van graduados en tiempos de exposición y en intensidades. Cómo en las páginas de venta salen unos gráficos que hablan de prioridad de olores en cada perfume. Era un mundo que le fascinaba, un mundo de olores en el que se desenvolvía a la perfección, sabía distinguirlos.

Puestos a poner en el ejercicio de clase Astronauta o futbolista profesional, cosa improbable a todas luces, simplemente expresó que le gustaría trabajar vendiendo algo que le embrujada. 

La barra del bar

 Y nosotros, que nuestra magia estaba fundamentada en las conversaciones que teníamos en la cama después de hacer el amor y con horas de intimidad a solas por delante, vinimos a tener nuestra más delicada conversación en la puta barra de un bar, donde poner fin a las historias de amor queda marcada por las risas, palabras, ruidos y emociones ajenas a nosotros.

El día

 Aunque estaba pronosticado un día soleado de los que llenan las playas del lugar aún siendo invierno, todas las personas cercanas a Aurelio sabían que amanecería un día lluvioso, ventoso y frío. Los estados emocionales influyen en el tiempo como saben con total seguridad los enamorados, sea en los días buenos o en los días malos

tú

Tu sonrisa al verme

Tus carcajadas disfrutonas

Tus eses bien pronunciadas

Tus sinónimos para adornar tus discursos

Tu amabilidad hablando

Tu voz hablando sola

Tu generosidad y entrega en la cama

Tus ganas de risas y sexo

Tus gestos con caricias a cualquier persona que nos encontrabamos en aquellos paseos.

El banco

Sus bocas llevaban calladas semanas aguantando los gritos de sus ganas a besos.

Se vieron en el banco. Él estaba sentado. Ella llegó caminando. 

Se dijeron todo lo que tenían pendiente sin pronunciar una palabra.

Estar

Admiro tu capacidad de disfrutar lo que te llega. Sin juicios. De ESTAR cuando estás y de NO ESTAR cuando no estás presente, eso también lo admiro.

Admiro tu capacidad de disfrutar lo que te gusta de mí, ya sea una parte de mi cuerpo o una forma de vivir, y desechar el resto. El resto no es problema tuyo y así lo vives. 

Admiro tu forma de aprender de lo que te trae la otra persona, venga de donde venga ese aprendizaje. Simplemente te nutres sin darle más vueltas. 

Admiro tu forma de entregarte sin pensar en ayer ni en mañana.Tu forma de disfrutarme sin pensar en quienes lo hicieron hace un año, hace un rato o quién lo hará mañana.

la construcción

Las relaciones deben estar en continua construcción o se derrumban.

No es como un edificio, que después de terminado solo requiere un mantenimiento.

Las relaciones entre personas nunca se terminan, siempre están en evolución, crecimiento, cambio.

Ese derrumbe no significa que la relación acabe, se puede seguir, pero bajo los escombros.

Su cara

Una cosa era lo que estaba ocurriendo y otra en lo que todos estábamos pensando.

El juego era el escenario.

Su cara mostraba una expresión que aún siendo inédita, estaba basada en algo que todos hemos vivido.

Miras a tu alrededor y sabes que tu cara está ahí pero por dentro solo sientes la garganta y los ojos, la garganta y los ojos, la garganta y los ojos.

Nadie es capaz de asimilar algo así. Quizá decir que era una pesadilla de la cual soñabas no poder despertar podría servir de metáfora para ver tan solo la punta del iceberg.

Mirábamos sus manos de reojo. Nadie pregunta nada en alto, por dentro es otra cosa. Memorizábamos la posición de sus manos. Nada. Medíamos mentalmente la distancia de sus dedos. Nada. Una y otra vez. Nada. No había movimiento.

Uno traza una línea recta y larga en la cabeza. No paro de pensar en que esa línea estaba empezando a pintarse. Era un pibe joder.

sentencias

No siempre tenemos la oportunidad de hacer un juicio justo, pero basta con que nos neguemos a dictar sentencia si no vamos a escuchar al reo.

La memoria

Él dejaba el bombón sobre la mesa durante horas hasta que llegara el almuerzo, no le gustaba comer nada a media mañana. 

Él lo sigue haciendo ahora pero no recordaba que lo hiciera hace 30 años, cuando comenzó un amor con ella que duró 4. 

Fue un amor de un romance apasionado, con muchas risas, con cartas de amor, con mucha confianza y complicidad,  con cintas de cassette dedicadas tras comprar CDs originales y ser el chico más feliz del planeta abriendo el plástico. 

Él siempre amó las locuras, como apagar las luces del coche en una recta sin farolas y sorprenderse de la oscuridad absoluta. Siempre exprimió su tiempo al máximo, era imposible seguirle el ritmo. Y se reconoció en lo que ella contaba de entonces en su forma de amar ahora, intensa; en su forma de comerse la vida, a bocanadas.

Él necesitó hablar con ella para saber de su pasado, para encajar piezas, para saber que hubo un momento mejor en aquella juventud incipiente. Duró un largo atardecer la conversación. Cuando se fue el sol ambos eran otros.

Ella le señaló una uñita de luna que se ocultaba tras el horizonte y se dejaba ver poco entre nubes. Mira, es el eclipse, hoy había uno. Fue un momento mágico. Él sabía que el sol se había ocultado hacía rato y que sólo era la Luna lo que se veía. Pero no le dijo nada, al fin y al cabo la magia está en la cabeza de cada uno y aquel momento no debía romperse. Al fin y al cabo ella estaba siendo su memoria y ese eclipse se lo podrá recordar a él dentro de otros 30 años, quién sabe.

tu trabajo

Son las 14.30. Estás tan concentrada en tu trabajo que no has advertido que la oficina se ha vaciado de compañeros.

Oyes unos pasos que se acercan pero no levantas la cabeza. Se para delante de ti, más bien a un lado. Levantas las cabeza y te planto un beso apasionado. No te da tiempo a coger aliento. Te sofocas. Te falta aire. Qué haces aquí, es lo primero que piensas. Luego piensas en tus compañeros pero abres un ojo y ves que la sala está vacía. Así que cierras los ojos con un suspiro y te dejas llevar. Abres y cierras la boca y disfrutas del sabor de mis labios. De repente sientes mi mano ponerse entre tus muslos. Abres los ojos con sorpresa y deleite. 

Estás radiante tal cual te vi en la foto que me mandaste. Quiero más.

Vente, me dices. Y me llevas de mano a unos archivos. Haces girar unos volantes metálicos y estanterías gigantes se mueven. Creas un espacio entre estantería y estantería y me miras con una sonrisa que implica deseo.

Allí te desnudo mirándonos. Tú me desnudas a mí con la mirada y luego con las manos.

Nos abrazamos y nos tocamos.

Te giro y apoyas tus brazos en las baldas de expedientes. Casualmente ves uno con el que estuviste está mañana sin saber que ibas a estar desnuda con tus manos apoyadas en él unas horas más tarde.

Te penetro por detrás. No puedes evitar unos gemidos, una respiración agitada, gozas, estás excitadisima. No quitas las manos de las estanterías y sientes las embestidas brutales y mis gritos porque estoy llegando.

Te pones tan cachonda que te corres escuchando y sintiendo mi pene entrando en tu sexo.

Me apoyo en tu espalda. No puedo tenerme en pie.

Nos acostamos y nos partimos de risa. Eres genial, te digo.

el banco

Lo veo mucho paseando por las canteras.

Suele ir sin blusa. Es un auténtico portento físico. Alto. Atlético de forma natural. Es muy guapo. Moreno de piel y pelo. Siempre va serio y con una gran mochila a cuesta.

Desde la primera vez que lo vi me di cuenta de que algo no pegaba. Su expresión no era la de un tío presumiendo de cuerpo por la avenida. Cualquier otro tío con ese cuerpo hubiera llevado una expresión inconfundible de chulería.

Él no.

Algunas veces está sentado en algún banco mirando al horizonte. Nunca con el móvil.

Solo una vez lo vi acompañado y era con un chico que vive en la calle con su bicicleta del que una vez escribí algo por aquí.

Paseando con mi hijo hace unos días le dije que me gustaría saber cuál es su historia. 

El lunes pasado lo vi pidiendo delante del Mercadona.

los celos

En ocasiones nos liamos con celos del pasado, del presente e incluso del futuro en las relaciones sentimentales.

Asumir la total libertad de la otra persona es lo ideal para superar esas inseguridades y miedos. Pero en esa asunción hay grados y no es fácil asumir la "total" libertad del otro. Todos tenemos nuestros miedos e inseguridades en algún grado. Influidos por supuesto por la confianza que depositemos en la otra persona.

Pero mientras llega ese ideal olvidamos una experiencia que hemos vivido más de una vez. Y es que pasado un tiempo de haber finalizado cualquier relación nos importa un carajo con quién estuviera antes que con nosotros, con quien esté después de nosotros, y si me apuran hasta con quién hubiera estado mientras estaba con nosotros.

giro

Gira en redondo una vuelta completa

Para y baja los ojos

Sonríe a nadie salvo a sí misma

No lleva ropa y no se siente desnuda

Abre los ojos para no perderse nada

Por momentos se pone seria

Los ojos se humedecen 

Mira hacia arriba y disfruta de la nubes tan gordas

Nubes blancas con fuerza y cielo azul intenso 

la luz

En otra vida ella hubiera llorado de impotencia viendo cómo se echaba a perder todo lo que había en la nevera, cómo tenía que bañarse con agua fría y cómo se acumulaba la ropa sucia en las cestas del baño.

Pero ahora mismo ella era otra persona.

Y con una determinación que parecía salida del más allá y con una sonrisa en la cara que nadie entendía, cogió lo que se podía echar a perder y lo llevó a casa de su hermana. Se duchó con agua fría entre risas y gritos. Y tiró de ropero. Usó la comida que no necesitaba nevera. 

E hizo algo que siempre había querido hacer y nunca se atrevió hasta que las circunstancias de hoy la obligaron.

Se sentó junto a su hija en el sofá a hablar mientras veían como oscurecía de forma natural. Escuchando la lluvia. Tapadas. Con la ventana abierta. Y siguieron hablando a oscuras, que es como más se ven las almas. 

Pasaron la noche ahí con la ventana abierta. Querían que el sonido de la lluvia marcara aquel momento y dieron por bueno pequeños despertares durante la noche.

la libertad

Me gusta él porque me entiende cuando digo que necesito tiempo para mis hijos.

Me entiende cuando tengo la regla y no me apetece salir.

Me gusta que entienda que no siempre tengo el mismo humor y acepta que no nos veamos ese día.

En mi opinión lo único que debe entender él es que ella es libre de hacer lo que le salga del coño.

Si se entiende ésto, el resto viene solo. 

Es mucho más fácil una relación entendiendo la libertad de la otra persona.

los reflexivos

Hay personas que de entrada parecen poco reflexivas, poco profundas de pensamientos. Parece que no tienen tantas ideas sobre la forma de ser y comportarse. No lo digo juzgando si esto es mejor o peor del que de entrada parece que no pone una cafetera sin debatir sobre el origen del fuego y de los estimulantes como la cafeína.

Lo digo porque a veces pasa que esas personas que no aparentan reflexión esconden un mundo rico de pensamientos del que nutrirnos.

Y además suelen ser pensamientos cargados de sencillez que parecen aclarar todo con cuatro conceptos.

Además son personas que trasmiten humildad en sus ideas siendo conscientes de sus limitaciones.

Simplemente no sienten necesidad de transmitirlas a cualquiera, y mucho menos de sentar cátedra con sus ideas

tus ojos

Mi mayor fantasía ahora mismo es seguir viendo felicidad en tus ojos. Verlos muy cerca. Disfrutar de tus miradas, me lo dicen todo. Disfrutar su color aunque no sepa decir bien cuál es, bueno, sí sé, es el tuyo, y ése me lo sé de memoria. Disfrutar de tu raya de ojo, bien pintada, corrida, borrada, como sea pero tener tus ojos delante.

Verte con los ojos cerrados, extasiados de placer, pensativos, durmiendo, da igual.

Tus ojos clavados en los míos muerta de risa. Mirando hacia arriba pensativa. Hacia abajo contando algo triste.

Besarlos, apoyar mis labios lentamente, ver cómo los cierras para recibirme. 

Abrazarte mientras los cierras y sonríes apoyada en mi pecho

elegimos

Siempre elegimos.

La elección puede ser más consciente o menos. Puede ser más fácil o más difícil. Puede llevarnos a reflexionar días o a tomar una elección en el acto. Puede tener consecuencias de poco alcance o de mucho alcance. Puede tener consecuencias a corto, medio o largo plazo. Puede tener un costo pequeño o grande. Y el costo puede ser material o emocional.

La libertad de elección la tenemos.

Y siempre estamos tomando decisiones. Incluso un matrimonio que lleva 20 años de relación y ha elegido estar juntos cada uno de los días de esos años.

En mi opinión y en mi experiencia lleva décadas asumirlo y no protestar por todo cuando somos nosotros los que tenemos parte de responsabilidad en la elección.

Ahora bien.

Cuando alguien no se nos muestra como es realmente sino como deseamos nosotros que sea esa persona nos está limitando nuestra capacidad de elección, nuestra libertad de elección.

Podemos decir que nosotros elegimos con lo que nos dan y lo que pasé detrás no nos afecta. No deja de ser cierto. Pero yo elijo dedicar unos recursos a esa persona, mi tiempo, una atención, una apuesta por ella, una prioridad. Y mi apuesta se basa en quién creo que tengo delante. Así que si hay disfraz mi elección muy probablemente no hubiera sido la misma. Y aún así se aprende a asumir que también en estos casos elegimos libremente y que igual estamos dedicando unos recursos sin estar convencidos de querer ofrecerlos por voluntad propia.

El baño

Me gustaría ser invisible...

Llegar a tu puesto de trabajo mientras atiendes a alguien...

Ponerme a tu lado y poner el dedo índice sobre tu mano. Solo la punta.

E ir subiendo por tu brazo rozándolo. 

Ver cómo se te pone la piel de gallina mientras sigues atendiendo.

Llegar a tu hombro.

Susurrarte algo al oído y que tengas que inclinar la cabeza para escucharme.

Seguir rozando tu piel hasta tu cuello. 

Ver cómo te estremeses y te colocas en la silla mientras hablas a tu cliente...

Acercarme a tu cuello y apoyar los labios húmedos.

Ya no puedes más.

Ahora pides permiso para ir al baño...

la juventud

Eran los años en que las emociones se sentían con fuerza y a ráfagas en el corazón.

Las estaciones del año estaban presentes en el devenir de nuestro día a día.

Los años eran eternos, cada uno contaba, cada verano era aquel, no otro.

Las películas eran en muestras vidas. Eran, a secas, sí.

Cada curso era un escalón que nos alejaba de todo aquello sin saberlo.

Cada amor se recordaba como algo épico en nuestras vidas de carne y hueso, de aceras, parques, arena caliente, excusión a las mesas, de viaje de fin de curso.

Rutinas

Abrir todas las ventanas antes del amanecer y sentir que corre el aire fresco por la casa.

Preparar el café para que esté exactamente como me gusta.

Asomarme a la ventana con la taza y ver cómo las ventanas apagadas cobran vida 

Leer en la arena oscura el rato que queda hasta ir al trabajo con la bici.

Escuchar el mar poniendo ritmo a la vida de quien lo escucha a esa hora.

adolescentes

Ser capaz de entender que el amor hacia tu hijo es la prioridad y luego ser capaz de poner en práctica dicho entendimiento, las dos cosas, es la vía necesaria para mejorar la relación con nuestro hijo adolescente. 

El resto de los problemas, que son muchos y graves en algunos casos, vienen después. Pero sin lo primero el camino es largo y tortuoso necesariamente. 

Cuando la prioridad son las notas, por poner un ejemplo, y la relación personal es mala, la probabilidad de que acabe en desastre emocional para todos es alta. Si la prioridad es el amor, todo lo demás es mucho más fácil. Eso no garantiza las notas, pero ahí está el decidir cuál es la prioridad, y no es fácil de aceptar. Al paso de los años miraremos hacia atrás y cada uno debe valorar qué dio a su hijo y cómo fue esa convivencia con él y qué consiguió su hijo en la vida.

El valor que cada uno le dé a ese resultado final es ya un tema muy personal.

La cama

Tú, una cama con solo una sábana, yo. 

Surgen palabras, silencios, palabras, silencios.

Gemidos alternados con respiración sosegada.

Abrazos, caricias, silencios, besos recorriendo tu cuerpo

Una imagen, tu boca abierta pidiendo besos.

Tus descubrimientos en mi cuerpo

Tu desnudo de ropas y de secretos.

El fin

 Aprendo a amarte sin miedo a lo que venga después.

Como los fuegos artificiales, te disfruto sabiendo que en algún momento se acabarán.

Los imposibles

Como todos los recién enamorados, si es que hay algún enamorado que no sea reciente,  comenzaron a pedirse los imposibles. Desearon haberse conocido antes, más jóvenes, pero con la misma experiencia que ahora. Desearon que lo que sentían cuando estaban juntos durara el resto de sus vidas. Desearon ser los mejores amantes que hubieran tenido cada uno.

Solo cuando pasó la fiebre y empezaron a amarse como personas reconocieron que si sus vidas se hubieran cruzado antes no habrían sentido el más mínimo interés el uno por el otro. Normalmente no pensamos en la cantidad de historias que sí tuvieron su oportunidad pero que no era aquel el momento.

el paseo en bici

La niña venía por el carril bici con unos patines y una sonrisa de oreja a oreja. Con los brazos abiertos y una expresión de felicidad que se cogía los dos carriles. La madre venía detrás en bicicleta, guapa, muy joven.

Una pandilla de chavales hacían rap de improvisación en el intercambiador. Era un grupo gigante, estaban haciendo un concurso. Dos parejas están practicando patinaje cerca, solo una está de pie. El resto están recostados descansando y riendo con inocencia.

El indigente estaba en el banco con al brazo caído, parecía muerto aunque todos imaginan que está borracho. El de la ambulancia se acerca porque le queda de paso, su puesto de guardia está ahí. Lo mira con desgana y sigue.

Cuatro jóvenes negros están en fila parados de pie viendo lo que pasa por delante. Saben que generan desconfianza.

Hay gente por todas las terrazas.Yo paso cerca con la bici, paseando muy despacio. Me encanta mirar a la gente.

Un niño muy pequeñito se pierde de la vista de la madre. Tiene otros dos niños. Se lo señaló con el dedo y le digo que la puerta del garaje puede abrirse en cualquier momento. Se asustó la mamá.

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el viaje

Lo que más me gustó de ella fue que no quería estar en todas las conversaciones del grupo, que a veces pedía estar sola, que identificaba sus conductas a razón de su estado emocional y que tuvo los pantalones sucios tres dias sin que hubiera dicho nada al respecto 

la espera

Era tal el respeto a la libertad que se tenían ambos que ella no se atrevió a pedirle que la esperara dos meses.

Él respetó su alejamiento pero decidió esperarla toda la vida, en silencio, a solas.

La fantasía

Ella estaba acostada en braguitas.

Al pie de la cama estaba su chico, su preferido, su amante, el que le había hecho la mejor comida de coño de toda la historia de su sexualidad. Estaba de pie, con una erección de una semana de abstinencia. Desnudo completamente.

A la derecha de la cama estaba el chico A, vamos a llamarle así. Algo cortado por la situación pero con ganas de experimentar. La miraba con timidez y con deseo. 

A la izquierda de la cama estaba el chico B, vamos a llamarle así. Se le veía relajado.

Ninguno de los cuatro había vivido una situación similar.

Ella dedicaba miradas a los tres mientras se acariciaba las braguitas para que ellos empezaran a calentarse.

Ella se sentó, extendió sus manos a los laterales y agarró el bulto de los pantalones del chico A y B. Notó como crecía en su interior las dos vergas.

Les ordenó que se bajaran los pantalones.

Empezó a pajear lentamente al chico A y al chico B. A veces se metía una polla en la boca de uno y seguía con la mano al otro. Luego cambiaba.

Su chico miraba extasiado de excitación mientras se masturbaba. Se tumbó en la cama y empezó a comerle la entrepierna. Ella jadeaba y tenía que parar de chupar al chico A o B. Su chico era una bestia y era complaciente con las fantasías de su chica. 

Cuando ella le dijo que estaba a punto de correrse él paró.  Le dijo al chico A que se tumbara. Ella se subió encima del chico A.

El chico A la penetró despacio y ella se tumbó encima. El chico B puso su polla al alcance de la boca de ella. Así podía sentir a dos a la vez dentro de su cuerpo.

Pero su chico sabía lo que ella buscaba.

Y se puso por detrás. La lubricó bien por todos lados. Desde atrás veía la penetración del chico A en su chica. Y veía el culo bien puesto, lubricado. Estaba tieso de verdad, con la polla dura dura. Puso la punta en el culo y la movió en círculos. Ella moría de excitación. 

Ella empezó a decir, ay, me corro, me voy a correr. Y su chico la penetró por detrás.

Ella sintió su fantasía dentro de su cuerpo. La doble penetración mientras hacía una mamada magistral poniendo ojos de viciosa al chico B que ya se corría también.

Su chico se corrió con ella, a la vez que el chico A se corría en la boca y el chico B se corría dentro de la vagina.

Quedaron exhaustos los cuatro.

Los dos chicos A y B se vistieron y los dejaron con su intimidad de pareja.

Él la besó con ternura. La abrazó con ternura. La quiere con locura.

Genesis

Genesis

Curvas de asfalto en medio de la piedra negra tallada por el calor de la tierra.

Ella no para de grabar con entusiasmo la maravilla que los rodea.

Él entiende y explica lo que oímos. Una locura.

Yo trazo cada curva con la piel de gallina.

Abajo se ve el mar lejos.

Disfrutamos cada uno a nuestra manera, con nuestra forma de sentir.

Marta

Marta tenía algo de ridículo a ojos de esas personas que excrutan la vida ajena midiendo con precisión cada uno de sus actos para compararlos con la normalidad aprobada por sus mentes conservadoras.

Ella solo atendía a su brújula. Tan desconectada estaba de la opiniones ajenas que nunca fue consciente ni mínimamente del miedo que provocaba en aquellas personas que solo se sienten seguras cuando un gran imán les tuerce la aguja y les evita pensar en si el anillo giratorio es posible moverlo o está anclado a toda la estructura de forma irremediable 

Una vez Marta hizo a mano unas mariposas hechas de azúcar para sus compañeros de trabajo. Todos se burlaron de ella menos una persona, que conservó  la mariposa en el desastre de su mesa de noche. Y cuando de año en año intentaba poner orden en ese cajón sacaba la mariposa cada vez más deteriorada, le sacaba una foto, se la enviaba a Marta y le servía de excusa para preguntarle cómo le iba.

El café

Despertar al sentir tu mano.

Hacer bajar el agua por tu espalda aunque pronto volverá a tener mi olor.

Ver cómo te vistes mientras me siento en la cama haciendo nada.

Pedir lo mismo en la cafetería y ver la sombra del café lo más alargada posible.

Hacer kilómetros en silencio.

Volver a casa a una cama que solo tenga una sábana, con espacio.

Saber que anocheció porque nos puede el sueño.

El cielo

Es imposible saber si la descripción de gris, liso, sin defectos, con sensación de estar ahí cerca, como si se pudiera tocar, aplicada al cielo que veo ahora mismo es suficiente para que en tu cabeza haya algo aproximado a lo que tengo en mis ojos. Solo estoy seguro de que me hubiera gustado pasear contigo bajo el mismo y verlo juntos sin una palabra que distorsione las emociones que sentiría.

tu cuerpo

Me gusta verte, mirarte, fijarme en cada parte de tu piel.

Observar tu timidez ante mi descaro cuando estás desnuda. Miro sin pudor tus bragas antes de quitártelas.

No soy ciego a tus cicatrices de la vida pero aprendo algo nuevo contigo y es que amo como eres porque eres tú. Con tus virtudes y tus heridas de guerra y del tiempo.

Amo el contacto de nuestros cuerpos. La presencia brutal de nuestra piel mezclada con nuestras ganas. El deseo convertido en acto.

Te echo de menos en la distancia. Necesito tu calor, tu entrega, tu atención piel con piel. Formando figuras con arte sobre una cama para darnos placer. Para darnos amor. Para darnos ternura. Para darnos descanso.

las miradas

Estaban sentados en la mesa de Guirlache, justo después del Charcón. Madre, dos niñas y padre. La mamá recordaba a las niñas el porqué del premio del helado. El papá relamía con lengüetazos rápidos la base de la bola. Tenía arte para comerla. El señor miraba a mi izquierda. Yo miré para saber qué miraba. Unas tetas grandes de una chiquilla. Qué obvio. Básico.

En Playa Chica un chico calvo, con barba bien arreglada y un cuerpazo atlético miraba la pantalla donde se veía el atardecer precioso que se estaba perdiendo.

Una chica de ojos azules, o verdes, nunca los distingo bien, hablaba con su pareja en la terraza de la esquina. Tenía algo en la cara que resultaba atractiva.

Un sordo caminaba mirando su móvil y hablaba con lenguaje de signos. No les gusta que les llamen sordomudos me dijo un amigo ciego. Por qué. Pues porque no son mudos, son solo sordos. Ah.

En la esquina de casa Ricardo paré a sacar la foto. Ya me estaba dando pereza sacar la cámara.

En el banco un chica hablaba con su chico. Estaba claramente enamorada. Cómo se sabía. Pues porque no paraba de sonreír, se le cortaba la respiración al escucharlo hablar y suspiraba cuando miraba al horizonte.

Yo saqué la cámara, miré el horizonte y al disparar pensé en una fantasía. De las de dragones. Las nubes y la ambigüedad hicieron el resto.

las sabanas

Me dices que no es una despedida pero lo que siento tiene el mismo sabor agrio. Apenas unas horas después de separarnos por última vez y sintiéndome fuerte en tu presencia vuelvo a flaquear en tu ausencia, una vez más vuelvo a flaquear, a sentir que la tristeza llega y que no quiero perderte en mi vida. 

Busco manchas en mis sábanas para oler los restos de nuestra última batalla de sudor y placer. Busco restos de ti para olerte. Para imaginarte a mi lado.

El tiempo tiene un agujero negro por el que nos perdemos cuando hablamos, cuando nos besamos, cuando nos abrazamos. 

el semáforo

El semáforo de Quintanilla se puso en rojo un sábado de mayo a las 8:30 de la mañana en un día de fuerte alisios en que todavía caían chispas matutinas. Y allí estaba ella preparada para cruzar.

Él tuvo que parar su bicicleta.

Ella lo miró, sonrió, abrió los ojos, ladeó la cabeza, se elevó un poco de puntillas y dijo lo siento. Llevaba un mate en la mano, una licra ajustada y una blusa suelta.

Él dijo no pasa nada, para eso es el semáforo y le sonrió. También dijo me acabo de enamorar de ti, pero se lo dijo a sí mismo.

Era argentina, tenía 39 años, daba clases de yoga y había terminado en la isla por amor.

Un rato más tarde él la vio sentada en las rocas mirando al mar y tomando su mate.

Él, con puntualidad británica quiso repetir la escena, pero la de ella, la puntualidad, era argentina.

El sábado pasado, algo más tarde de las 8:30 la vio en el semáforo, junto a ella iba un chico que portaba un bebé en su torso. Se les veía radiantes.

Él cambió su ruta de los sábados.

El momento

Él solo le decía te quiero las pocas noches que pasaban juntos cuando estaban acurrucados a punto de quedarse dormidos.

Sabía que no habría respuesta de ella, así que ese preciso instante de somnolencia en el que los dos eran dueños a medias de sus pensamientos fue en definitiva el momento perfecto que encontró para verbalizar un amor no correspondido.

El Paso

La imagen que él recordaba de ella era sentada en la guagua, con un libro en la mano que leía hasta la mitad del trayecto, una mochila nueva bien cargada, una chaqueta verde con un pañuelo rojo al cuello y una mirada tímida que levantaba de reojo cada pocos kilómetros.

También recordaba la lluvia golpeando el cristal y el paisaje de pinos difuminado visto desde el asiento de enfrente que siempre escogía al subirse.

Él se bajaba una parada antes de su destino para salir junto a ella y recorrer unos metros caminando a su lado mientras imaginaba que iban unidos por la palma de sus manos, en silencio.

Nunca cayó en la cuenta de que ella llevaba un uniforme de una biblioteca que se encontraba una parada antes de bajarse. Ella también buscaba alargar los momentos en que lo veía por las mañanas.

Nunca se hablaron.

Ninguno dio el paso.

Glovo

Ella pedía una pizza todos los viernes para mitigar su soledad, su falta de amigas y sus nulas ganas de salir.

Él trabajaba los viernes en la empresa de reparto a domicilio. Apagaba risas cuando tocaba los timbres de las puertas. Caras serias le abrían con ropa a medio colocar. Al cerrar se quedaba quieto siempre para escuchar cómo se reanudaban las risas.

Ella se fijó que si hacía su pedido a las 9 en punto siempre venía él.

Él se fijó que ella solo pedía una bebida y que no había risas al tocar el timbre.

Ella un día abrió la caja de la pizza en la puerta.

Él cogió un trozo.

Cuatro pedidos más tarde la pizza se la comieron a medias, dentro de la casa y fría.

Ella tenía miedo a enamorarse, a no ser objetiva bajo el estado de embriaguez del amor y al dolor de una separación

Él no tenía miedo a nada. Puestos a juzgar realidades, quien era él para decir cuál era más válida. Elegía vivir emociones.

El dilema

 Muero por tener el dilema entre ver tu boca y besar tus labios. Debatirme entre alejarte unos centímetros y mirar cómo te quedas esperando a que siga besándote sin cerrar nada. Verte así me hace morir de deseo. Y luego estrecharnos en un juego húmedo que no quiero que acabe nunca.

reciprocidades

Y lo más jodido de todo es que sintiendo contigo lo que realmente necesito por lo que me das, y dándome cuenta así de que necesito amar,  también me doy cuenta de que no eres la persona que me lo quiera ofrecer

Tu mirada

Me impresiona cómo eres capaz de vivir el momento simplemente centrada en las risas, en el mar, en la conversación, en el sonido del aire, en las caricias, en el cielo, en los besos, en estremecerte, en complacer, en vivir.

Y en cualquier momento pasar a un nivel de profundidad de conversación en la que derrochas madurez, inteligencia, sosiego, paz.

Madurez de pensamiento, madurez en no presumir de tu sinceridad y honestidad, madurez en tu mirada tierna con la cabeza ladeada y una sonrisa cómplice que me dice "lo sé todo", que me hace sentir desnudo ante los ojos de una mujer, que me abraza con esa mirada y me dice "está bien, estamos aquí y ahora, es lo único que tenemos y lo único que quiero", que me hace aprender y crecer e ir paso a paso reconociendo que pensamos igual, y que los miedos a cuando no estamos juntos podemos, puedo, superarlos. 

Una mirada que me anima a construir algo nuestro. Sin patrones. Sin mirar a nuestro alrededor.

Sentirme amado y tuyo en el momento. Eso es todo.

Y quiero desnudarme contigo. Aprender a desnudarme.

 

Sin miedo a nada.

deseos

Sólo deseo olerte.

Recorrer tu cuerpo llenándome de ti.

Todas tus partes y todos tus olores. 

Tú.

Y con mis manos trasmitir a tu piel lo que me digan tus olores. Que hablen entre ellos.

Sin secretos.

La pareja

Los vi salir del supermercado cargados con la compra hoy martes. 

Él iba en cholas y pantalón corto. Ella con un pareo.

Tenían alquilado un pequeño estudio en Guanarteme, en la zona de la antigua Haricana y la Fosforera.

Ella trabaja en la oficina de una empresa de trasporte. Él toca la guitarra en la avenida los sábados y es peón con un contratista algunos meses al año.

Son jóvenes y bellos. 

Son libres y se sienten libres en su relación; no siempre coinciden las dos cosas en esto de la libertad.

Siguen enamorados y son conscientes de ello, pero sobre todo han decidido amarse. Elegirse. Cuidarse. Ser generoso con el otro.

Son apasionados en la cama. Con lentitud. Con paciencia de veteranos. Sabiendo dar y recibir. Dedican mucho tiempo al contacto físico entre ellos.

No escuchan noticias. No salen con muchos amigos. Leen y le dan importancia al cuidado emocional. Al cuidado de la pareja. Al cuidado del yo.

Han decidido no tener hijos. Quieren llevar el mismo tipo de vida todos los años que estén juntos. No piensan en cuánto tiempo les queda por delante. Sólo se centran en estar bien entre ellos y cada uno en sí mismo.

No piden más. Tampoco se conforman con menos.

El descansillo

El vecino al salir de su casa escuchó una voz que lloraba. Es una voz con 70 años

Quieto.

Palabras sueltas llegaron al descansillo.

Siempre sola...

Tu hermano...

Solo vienes...

El domingo pasado, el primer domingo de mayo, se la vio en el portal del edificio.

Bien maquillada. Bien vestida. Con una sonrisa de oreja a ojera.

Bien alto dijo al vecino, hoy almuerzo con mis hijos.

tus formas

Adoro los gestos que adornan tus palabras. Ya los voy reconociendo cuando cuentas tus historias.

Adoro la sinceridad inocente con la que hablas, desconoces que tiene un valor poco frecuente, y eso la hace pura magia.

Adoro cómo te recoges el pelo estando desnuda antes de acercarte a mí. Es un paréntesis que haces con seguridad, con maestría de experta.

Adoro cuando acompañas con bailes tus palabras. Tus movimientos sensuales al son de una música que tú inventas cuando no suena.

Adoro que no me escribas. Que no me cuentes tu día a día. Que no necesites contarme tus problemas. Y que solo me quieras para olvidarte del mundo cuando estás conmigo. Con entrega absoluta. Con atención plena. Saboreando el momento. Saboreando mi piel. Saboreando mis besos perdidos en cualquier parte de tu cuerpo. 

medias naranjas

Yo sí creo en las medias naranjas. El problema es cuando se piensa que sólo somos la otra mitad.

Y no tiene que ser así forzosamente. Uno puede ser un frutero entero. Esa variedad de cosas es lo que somos. Y una de ellas es esa media naranja. 

Encontrar a alguien a tu medida y viceversa es una experiencia maravillosa a la que no debemos tenerle miedo. Encontrar esa media naranja significa tener una buena relación con alguien en una parte de tu vida. Que puede ser sentimental, de amistad, de compañeros de trabajo, incluso de familia. Alguien que busque lo mismo que tú en esa faceta y que te ayude a crecer en esa y otras facetas.

Cada vez veo más claro que antes de buscar y encontrar esa media naranja tienes que estar bien podado. De lo contrario se pudren pronto las dos mitades.

El abrazo

Tu boca es un prodigio de sensualidad. La miro y soy consciente de lo afortunado que soy por estar aquí y ahora. Contigo.

Meto la mano en tus braguitas con algo de brusquedad pero no toco tu sexo. Solamente la piel que lo rodea mientras siento que suben tus jadeos y te mueves cada vez de forma más incontrolable.

Me gusta esperar y estar seguro de meter el dedo cuando hay un pozo de excitación. Sentir que te retuerces contra mí y tienes que dejar de besarme.

Me vuelve loco verte gozar y me encanta que hables sin tapujos. Que pidas sin tapujos. Que ofrezcas sin tapujos. Que me mires mientras haces una obra de arte con tu boca en mi sexo. 

Que me pidas más y te la metas cuando quieras. Que sepas moverte, ahora te toca a ti. Que me avises, hazlo siempre porque disfruto sabiendo que estás gozando. Y me fascina que cuando alcanzas el orgasmo te abraces, hazlo fuertemente. Piel con piel de arriba a abajo. Quieta. Tiembla. Abrazada a mí, así, indefensa, sin poder moverte de éxtasis. Tus orgasmo son la cosa más bonita que he vivido en el sexo.

La película

La imagen eres tú acostada de lado con la cabeza levantada apoyada en la palma de tu mano. 

Me cuentas el argumento de una película erótica. Me miras y afirmas con la cabeza. Miras al cielo y sigues  hablando. .

Nunca he disfrutado tanto escuchando a una mujer. 

Siento que mi sexo despierta mientras acaricio tu cuerpo desnudo a pesar de que acabamos de hacer el amor

Yo simplemente me quedo absorto y pienso en que deseo que el espectáculo no acabe jamás.

la barra

Descolgó la pizarra de la pared del bar y la plantó delante de los clientes. Esa era la carta. A tiza. Sin precios, demasiado bajos para que alguien protestara al pagar.

¿Los postres son hechos aquí?

Sí

¿Por usted?

Nadie más trabaja aquí. 

Cuando no estaba atendiendo esperaba detrás de la barra con los brazos cruzados y apoyados, como asomado a un balcón. Con la mirada fija.

Qué raro me resultaba verlo. Era pura belleza. Era como ver en directo el pasado. Pensé: no tiene móvil.

Simplemente estaba. Esperaba. No tenía cara de aburrirse ni divertirse tampoco. Esos lujos de darle tanta importancia a las emociones no iban con él. 

marzo

Pudo ser cualquier martes de marzo. Daba exactamente igual el día. 

Palabras, gestos, sonrisas verdaderas, ríos de honestidad naturales y trasparentes. 

Besos blancos y húmedos, abiertos, palabras, más besos. 

Tu cara de complicidad. 

Tu naturalidad en el sexo. Tu saber disfrutar. Tu decisión en elegir. Tu delicadeza natural al decir las cosas. Tu libertad sin más, sin lucha, sin reivindicaciones, la expresas con naturalidad y no hace falta más. 

Tu claridad de ideas. Tus maravillosas conclusiones. 

Tu pérdida de control en tus orgasmos, algo tan tuyo e íntimo. Acompañarte en uno de ellos con un abrazo es un relago de la vida. 

Los celos

Cuando nos queremos más a nosotros mismos que a la persona con la que mantego un vínculo emocional. Cuando soy más importante para mí de lo que otras personas lo son. Cuando acepto que la otra persona ha podido tener mejores amantes, mejores parejas, mejores amigos, mejores historias que conmigo y dejo de buscar ser su mejor opción. Cuando empiezo a buscar solo ser mi mejor opción para mí y mi mejor versión, la mejor en el sentido de qué es lo que quiero ahora, sin compararme con nadie ni conmigo mismo en un pasado. Cuando todo eso ocurre o está en camino de ocurrir se acaban los celos, las envidias, las dependencias, los chantajes emocionales. Y entonces las relaciones con los demás mejoran por si mismas

el ritmo del mundo

La vida tiene su ritmo. Si cuando abres un ojo por la mañana prestas atención sabrías decir qué hora es. El vecino de enfrente enciende la luz y rueda las cortinas a  menos diez. Los pasos arriba se escuchan a en punto. El cielo está oscuro. A las y media el sol está fuera ya.

Por el camino te cruzas con los mismos ciclistas. Ves llegando al trabajo a los mismos compañeros. Ese chico que te gustó no lo verás si se te hace tarde.

Para ver otro mundo solo tienes que salir antes o después. Cambiará el ritmo del tráfico. Los que sacan el perro a pasear y se saludan entre ellos serán otros. Olerá más o menos a pan. Tu ascensor olerá distinto. Será un día que empieza distinto y aprenderás de él. 

los círculos

Cuando estamos dentro del círculo estamos abrigados, seguros, viendo sólo la parte cóncava del mundo. Todo está a tu alrededor.

De repente a algunos les entra la curiosidad, el deseo, la necesidad o lo que sea, de ver lo que hay fuera del círculo. Los motivos pueden ser muchos. Y ya no estás bien dentro y lo normal es que nunca más lo estés.

En algunos casos estas personas deciden salir del círculo y descubren la parte convexa. Descubren el espacio más allá del círculo. Incluso otros círculos distintos. Y ya no hay abrigo. Hay tormentas, terremotos, tsunamis, y también cielos despejados y vientos calmados.

Nadie aprendió a nadar abrigado sin ir al agua. 

Algunos de los que siguen dentro del círculo estarán esperando tus tormentas, criticarán que te mueves demasiado. Son sus miedos. Lo bueno es que la parte cóncava hace que rebote y al de fuera le llega difuminado. La frase de Easy Rider sigue vigente "... Ven a un individuo libre y se cagan de miedo"

En algún momento puedes querer volver al círculo y hasta puedes estar bien dentro, pero eso no significa que fuera un error haber salido. Salir fue necesario porque recuerda que no estabas bien y lo normal como dije antes era no volver a estarlo.

Es muy fácil decir al que está mal dentro que si quieres puedes salir. Pero no basta con estar mal y con querer salir. Además hay que poder. Hablo de logística y dinero. Es muy fácil decir como escuché una vez "como si te vas a vivir debajo de un puente".

No es tan fácil. Hay quien lleva bien silbar debajo de un puente y hay quien no, y entonces Silva... 

las ideas claras

Está sobrevalorado tener las ideas claras.

Muchas veces, además, no es que se tengan sino que se creen tener, o en el peor de los casos se dice tenerlas, como si fuera sinónimo de virtud.

En muchas ocasiones esto lleva a no ser flexible, a no estar abierto a la experiencia y al aprendizaje. 

Como he escuchado muchas veces,, lo único constante es el cambio.

Al final termina siendo una postura menos adaptada a este baile de sorpresas que es la vida. 

la lluvia

Tenían alrededor de 15 años. 

Eran todo risas y abrazos torpes.

A esa edad no se ama de otra manera.

Se protegían de la lluvia en una marquesina de guagua gigante. 

Todavía no tenían Netflix, sofá y manta para los días de lluvia. 

Anhelaban tenerlo cuando tuvieran su propia casa.

Cuando por fin la tuvieron fue con otros amores. 

10 años de sofá después pensarían en aquella parada de guagua en días de lluvia. Echarían de menos la excitación sin rumbo, el deseo sin norte, sin experiencia que ayude a vivir conscientemente el momento.

Una sola vez se vieron después de 20 años. No se hablaron. No hizo falta. Se besaron. No sintieron nada. Se guardaron su decepción. Volvió cada uno a su casa. Al sofá. Llovía despacio, pero lo suficiente para escucharlo y que no saliera de sus cabezas el recuerdo del otro. 

El análisis

El salero por el viento. Con el alisio no hubiera hecho falta.

La pollería variopinta camina a los institutos luciendo sus atributos físicos.

Quién dice que nuestras guaguas no son fotogénicas.

Alguien corre de forma patosa. No llega a tiempo a la parada.

El proveedor hace cola para entrar al bar. Qué putada para ellos. Las medidas no las sufrimos todos por igual.

Ole por el camarero, apurado y tiene tiempo para corazones 🤍☕

La tortilla de los Rosales, uno de los nuestros.

Se habla árabe en el grupo de al lado. Son habituales del lugar.

Son las 8. A trabajar.

Buen día.

Clyde

Dije que me romperías el corazón cuando encontraras una familia y ahora mismo sería la persona más feliz del mundo si esa fuera la situación. Te echaremos de menos. Fue breve pero nos enamoramos de tu dulzura. Descansa donde quiera que estés linda.