lunes, 29 de noviembre de 2021

Londres

El encuentro fue en la buhardilla que él tenía alquilada cerca de Regent's Park.
Estaban de rodillas frente a frente en la cama, ya desnudos.
El agua de la lluvia se escuchaba en el techo y en la ventana, por donde se escurrían unas gotas que salpicaban el suelo de madera mal cuidada.
Acercaron sus cabezas y comenzaron a olerse mientras cerraban los ojos. 
No hablaban el mismo idioma pero el deseo no entiende de idiomas, sólo de lenguas. 
Con solo mirarse sus bocas alteraban la respiración. Se miraban a los ojos y despegaban sus cabezas para grabar a fuego el momento presente. 
La luz de la habitación era poca y la que entraba por la ventana era casi nula.
Con las caras juntas acariciaban sus espaldas con la yema de los dedos. Se arqueaban y gemían de tanta excitación. 
Algún coche pasaba por la calle levantando agua e iluminando a ráfagas inapreciables el techo de la habitación. 
Miraron por última vez sus labios y comenzaron una historia de leguas, bocas abiertas casi inmóviles, roces suaves a cámara lenta y sin apenas presión. 
Corrían los años 90. Ella se despidió sin dejar una dirección o un teléfono. Él la buscó durante un mes en el parque donde la veía pasear todas las mañanas. Ella lo observó el mismo tiempo desde la ventana de su piso. El partió a su país y ella pudo reanudar sus paseos diarios. 


miércoles, 17 de noviembre de 2021

El guía

Iban bajando Mata por la acera. Tendrían unos 80 años. Ella perdió fuerza en un bajón de la acera que solo ven las personas con movilidad reducida. Dos atletas que pasaban corriendo pararon y ayudaron a ponerla en pie. Todo bien, pueden seguir, gracias.
Él ya no tenía fuerza para levantarla solo, pero le sobraba amor para hacerlo cada vez que tropezara

domingo, 7 de noviembre de 2021

derechos

Nos creemos con derechos sobre otras personas.
Es difícil ser consciente de ello. Muchos más difícil reconocerlo. Y casi imposible decírselo a la persona sobre la que te crees con derechos 

jueves, 4 de noviembre de 2021

El respeto

Creo firmemente en la amabilidad como forma de conducirnos por la vida. Creo en la importancia del respeto a la singularidad de cada persona, a sus circunstancias, a sus decisiones. Y por encima de todo creo en el respeto a la libertad absoluta de cada ser humano de hacer en cada momento de su vida lo que quiera. La única condición es no engañar a nadie, diciendo con honestidad lo que se quiere, lo cual es otra forma de respeto a la libertad de la otra persona.