En caso de deseo, si no hay lubricación, es de ayuda los lubricantes.
Esta no concordancia sucede en otros casos en el cuerpo humano.
Por ejemplo, el hambre. Somos capaces de sentir hambre en el descanso de un partido de fútbol si normalmente comemos en ese momento, aún habiendo comido poco antes.
También a la hora de orinar o defecar hay estímulos que desencadenan las ganas y el deseo irrefrenable asociado a lugares, como cuando llegamos a casa.
En la tristeza sucede algo igual. En ocasiones no hay algo identificable pero nos sentimos tristes un par de días (en otros casos sí hay un motivo claro y evidente).
En todos estos casos de no concordancia hay asociaciones aprendidas inconscientes que difícilmente podemos saber cuáles son pero que hacen desencadenar procesos fisiológicos de forma automática.
En el caso de la tristeza es necesario seguir pautas generales ya que no tenemos identificados los motivos concretos. Esas pautas generales se basan en no dejar de hacer las cosas que hacemos normalmente. Es importante no iniciar conductas de evitación. Ejemplos de conductas de evitación son dejar de salir a pasear, evitar amigos, no ir al trabajo. Si entramos en dinámicas de conductas de evitación también nos cargamos los refuerzos positivos que hay en esos lugares (los refuerzos conscientes o inconscientes) y el resultado anímico es peor.
Así que lo mejor que podemos hacer en los días malos es seguir llevando la misma vida sin hacer mucho caso a esas emociones negativas. Y los días buenos aprovecharlos siendo conscientes de que estamos bien.