(creo que era así y de JL Sanpedro pero no encuentro la cita original)
Creo, una vez más, que no se están tomando medidas basadas en los conocimientos.
La rebeldía y los comportamientos desafiantes de algunos adolescentes no son nuevos para nadie.
La forma y lugares de relacionarse de las personas incluidos estos adolescentes no es nuevo.
La forma en que se trasmite la enfermedad ya está bastante estudiada, por lo menos a los efectos de qué medidas hay que tomar.
Los datos estadísticos de donde están los contagios están monitorizados al día.
Las consecuencias económicas si esto se va de las manos son obvias. Y probablemente no sepamos hasta dónde llegarían dichas consecuencias.
Me apasiona la gestión. Y si hay algo maravilloso es gestionar con datos. Y aquí se tienen todos los datos como muy pocas veces se tienen en gestión.
Las decisiones deberían ser efectivas si se usarán estos datos.
Pero las decisiones políticas van por otro lado. Hablo en general de las decisiones políticas. De la búsqueda del poder. Del postureo. De salir a decir con voz serena que está todo controlado porque es eso lo que "necesita" la ciudadanía.
Y normalmente cuela. Y cuela porque muchas veces las decisiones políticas no tienen consecuencias en la dinámica de la sociedad. Y porque hay profesionales que trabajan y punto. Da igual lo que se decida en los despachos.
Pero este caso es distinto porque hay un virus que actúa sin mirar las consecuencias. Simplemente pasa de un ser humano a otro como sea. Y las decisiones políticas no cortan esa cadena.
Ya se tenía que haber confinado a ciertos grupos de edad cuando se detectó que el 85% de los contagios eran en menores de 30 años en reuniones entre ellos.
Y también se tenía que haber cortado los encuentros familiares.
Y haber puesto medios de verdad para cumplir las normas que se pusieron.
Por desgracia creo que se va a actuar muy tarde.
Las mediadas nuevas no creo que sirvan para nada. Habrá que poner otras y otra vez tarde.
Por la mañana vi la avenida llena de policías por todos lados advirtiendo y vigilando. Pero por la tarde noche ni uno. Y veías al desafiante con impotencia.
Los jóvenes sí están acompañados. Y el virus lo aprovecha. Cuando llega al viejo se pierde la cadena de trasmisión, porque el viejo enferma rápido y porque está más solo. El virus llegó al final de su destino y lo acompaña en el entierro. Es así de sencillo.