Cosas que no esperaba...
Ver a tanta gente conocida. Ya se me había olvidado la cantidad de gente que saludo en un paseo por Las Canteras.
Ver nueve vehículos de policía con las sirenas en posición regados en tan solo un kilómetro exacto de avenida. Desde la biblioteca Josefina hasta el auditorio. Impresionaba a esa hora antes del amanecer y te pone de golpe en la realidad.
Ver a un caballero del deporte con el que lo normal hubiera sido compartir unos kilómetros de carrera y luego seguir cada uno y que apenas bajé el ritmo para decir su nombre y levantar la mano. Con él compartí algún domingo por la tarde de carrera bajo una lluvia maravillosa cuando el resto estaba en sus casas por voluntad propia.
Ver a una amiga a la que en condiciones normales le hubiera dado un beso y un abrazo de los que levantan del suelo y que despaché con un beso volado.
No esperaba alegrarme tanto con ese sabor agridulce de saludar a tantas personas.
No esperaba tampoco emocionarme viendo la cumbre en cada brazada. Viendo cómo se encendía de rojo con los primeros rayos de sol. Con un cielo limpio allá arriba diciéndome queda poco.