lunes, 23 de septiembre de 2019
La cámara
Su bici lleva un remolque detrás con todas sus pertenencias. No monta en bici, simplemente camina con ella para llevar la carga. Pasa gran parte del día pidiendo delante del supermercado. No molesta a nadie. Se sienta y pone un vasito delante. Por las noches baja a dormir. No puede ser un sitio muy a la vista de la gente de bien, ni muy expuesto a la gente de mal. Esas cosas pasan aquí, sí. En los últimos meses ha adelgazado, es guapo, un galán, no me había fijado. Mira con pudor, no termina de perder su sonrisa, pero mira con pudor, con vergüenza. Iba delante de mí bajando la calle, con su inseparable carga. Tenía toallas colgadas secándose. Por las mañanas se baña en las duchas de Las Canteras. Muy temprano, por supuesto. Miré sus pies, tenía unas sandalias roídas. Me pregunté qué talla llevaría. Siempre que veo su destartalada bicicleta de ruedas pequeñas pienso en la misma estúpida pregunta: si tuviera un pinchazo qué pasaría. ¿Le iría la vida en ello?
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