lunes, 13 de febrero de 2017
3017
La Tierra fue invadida por extraterrestres el 1 de enero del año 3000. Los invasores tenían un gusto determinado sobre ciertos humanos. A cada uno de estos gustos los llamaban razas. Y así fueron seleccionando a los que cumplían ciertos requisitos de colores de pelo, altura, fuerza, etc. y como resultado final fuimos confinados a unas 50 razas. Participábamos en concursos para ver quiénes eramos los más parecidos a cada gusto o raza. Durante muchos años los que no cumplíamos el tipo perfecto de uno de los gustos lo pasamos muy mal, no teníamos alimentos. Mendigábamos por las calles. Pero un día empezamos a ser un problema para los extraterrestres, así que nos encarcelaron. Mientras estábamos en la cárcel nos trataban bien. Luego vino el problema del exceso de población en las cárceles. Entonces se les ocurrió que otros extraterrestres podían pasar a recoger a algunos de nosotros para hacerles compañía. Muchos humanos fueron puestos en libertad y acogidos por extraterrestres. Pero la tragedia se veía llegar y llegó, y los sobrantes humanos, los que nadie quería, fueron exterminados. En los siguientes años siempre ocurría igual, encarcelaban a los que no cumplían los gustos de los extraterrestres, y a la semana, si nadie quería acoger al humano como compañía lo ejecutaban al amanecer.
viernes, 10 de febrero de 2017
Las vistas
Desde muy alto se veían seis niños de unos siete años que jugaban al fútbol en la cancha. Una monitora los vigilaba. Todos tenía la tez morena. Era tarde, ya había poca luz. Los niños que no estaban internos ya cenaban en sus hogares con sus familias. Faltaba una hora para que llegara la monitora de la noche y se fueran a la cama. Las calles del barrio eran estrechas, adoquinadas, eran callejones en algunos casos. Todo el barrio estaba estructurado subiendo la colina. Personas mayores paseaban. Un niño bajaba a toda velocidad con su monopatín por el centro de la calle, vaya cara de listo que tenía, llevaba una bolsa en la mano, había pasado por la tienda. Su madre lo esperaba sentada en la sala con la puerta de la calle abierta. Desde el barrio se divisaba el mar y Vegueta desde lo alto.
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