Hay dos hombres sentados en el banco. Los servicios de limpieza del ayuntamiento friegan temprano con mangueras el parque donde pasaron la noche. Esperan. Saben que no tienen derecho a protestar. Uno de ellos es joven y tiene una maleta. Está entreabierta, como rota. El otro es mayor, está un poco echado hacia delante y tiene una manta en sus hombros. No se ve si lleva camisa.
Unos metros después un joven prepara su local para la llegada de sus primeros clientes de domingo. Abre un cartel y lo coloca en el suelo. Zumos Naturales pone el cartel.