Un gato puede entrar en tu casa sin necesidad de usar el portal. Puede subir por la fachada y entrar por la ventana.
Los portales existen porque los edificios están adaptados a los humanos y no a los gatos.
Pero no están adaptados a todos los humanos. Hay personas que por razón de edad, enfermedad o accidente tienen una movilidad reducida.
Por ello debemos hacer portales adaptados, pero para todos los humanos. Es así de simple. El nivel de adaptación que tiene un portal en su diseño inicial es elegido. En esa elección debe tenerse en cuenta la movilidad de todos los humanos.
martes, 29 de diciembre de 2015
jueves, 24 de diciembre de 2015
Nuestro pañuelo
Por estas cosas me gusta nuestro pañuelo llamado Gran Canaria
Caminas por Triana y das un abrazo a alguien que hace un año no conocías y hablas con él una vez más de otras personas y se forma una red de amistades comunes unidas por miles de temas de conversación, los libros, el deporte, la radio, el trabajo, los autores canarios, las amigas que publican. Y esa misma mañana en plena magia de nuestra cumbre, ya bajando, muy temprano, ves a un amigo que conocías hace treinta años, con el que no has perdido contacto e incluso viste ayer en la presentación de un libro cuya autora ves otra vez en Triana un rato más tarde, y paras la bici, das la vuelta y ayudas a coronar su reto, que no era poco para él. Y en apenas doscientos metros paras tres veces a saludar y sonríes y te mantiene unido a tu gente.
Y por estas y otras muchas cosas me gusta vivir en nuestra isla, la que es un pañuelo.
Caminas por Triana y das un abrazo a alguien que hace un año no conocías y hablas con él una vez más de otras personas y se forma una red de amistades comunes unidas por miles de temas de conversación, los libros, el deporte, la radio, el trabajo, los autores canarios, las amigas que publican. Y esa misma mañana en plena magia de nuestra cumbre, ya bajando, muy temprano, ves a un amigo que conocías hace treinta años, con el que no has perdido contacto e incluso viste ayer en la presentación de un libro cuya autora ves otra vez en Triana un rato más tarde, y paras la bici, das la vuelta y ayudas a coronar su reto, que no era poco para él. Y en apenas doscientos metros paras tres veces a saludar y sonríes y te mantiene unido a tu gente.
Y por estas y otras muchas cosas me gusta vivir en nuestra isla, la que es un pañuelo.
martes, 22 de diciembre de 2015
El amigo invisible
El amigo invisible.
Nunca me ha gustado el jueguecito.
Hace ya unos 20 años organizamos uno el trabajo.
Una montaña de regalos inundaba el lugar de desayuno habitual.
Todos esperando a escuchar su nombre.
Terminó la montaña y todos tenían su regalo en la mano menos una.
Alguien se había olvidado de ella. Efectivamente sobró un regalo y faltó otro.
Y Carmen, aquella leonesa de poco más de 20 años, que pasaba sus primeras navidades fuera de casa salió de allí.
Y aquella preciosa boca siempre de carmín la vi por primera vez sin la sonrisa que nos regalaba a todos cuando nos veía.
No puedo recordarla sin sonreír.Solo su corazón era más grande que su boca.
Unos años después se fue para su tierra y nunca supe más de ella.
Nunca me ha gustado el jueguecito.
Hace ya unos 20 años organizamos uno el trabajo.
Una montaña de regalos inundaba el lugar de desayuno habitual.
Todos esperando a escuchar su nombre.
Terminó la montaña y todos tenían su regalo en la mano menos una.
Alguien se había olvidado de ella. Efectivamente sobró un regalo y faltó otro.
Y Carmen, aquella leonesa de poco más de 20 años, que pasaba sus primeras navidades fuera de casa salió de allí.
Y aquella preciosa boca siempre de carmín la vi por primera vez sin la sonrisa que nos regalaba a todos cuando nos veía.
No puedo recordarla sin sonreír.Solo su corazón era más grande que su boca.
Unos años después se fue para su tierra y nunca supe más de ella.
viernes, 11 de diciembre de 2015
El admirador
La seguía por redes sociales. Le parecía guapa. No era de su edad. Ella era una escritora y crítica literaria de 67 años de edad que se ayudaba de un hermoso bastón para andar por la vida. Y él un aficionado a la escritura de apenas 30 años.
Ese día Alenna presentaba su nuevo libro "solo hay un camino a la muerte" en el Gabinete Literario. Él pulsó "asistiré" en el evento. Tan solo 2 horas más tarde había otra presentación en el Palacete Rodríguez Quegles. En este caso los invitados eran los compañeros de la propia editorial. Aún así le dieron publicidad al acto. Él puso en el evento "tal vez asista".
Finalizado el primer acto se acercó a ella y le pidió firmar tres de sus libros. Llevaba un cuarto libro en la mochila, pero no lo enseñó a la escritora.
Alenna Collar salió acompañada de sus más íntimos amigos y se dirigió al segundo acto de la tarde. Su sonrisa era más ancha que la calle Benito Pérez Galdós por la que transitaban irremediablemente en línea recta a la segunda presentación del día. En la esquina con la calle San Bernardo se despidió de sus amigos y cruzó sola, ya estaba cerca. Un coche salió del parking y saltándose el semáforo atropelló a la escritora. Horas más tarde moría. El conductor paró su vehículo en el muelle deportivo. Se bajó. Se sentó en un banco Sacó el cuarto libro de la mochila. Empezó a leerlo. Junto al libro sostenía en la mano una carta firmada por Alenna Collar. Sus últimas letras antes de la firma eran "sintiéndolo mucho hemos decidido no publicar este libro"
Ese día Alenna presentaba su nuevo libro "solo hay un camino a la muerte" en el Gabinete Literario. Él pulsó "asistiré" en el evento. Tan solo 2 horas más tarde había otra presentación en el Palacete Rodríguez Quegles. En este caso los invitados eran los compañeros de la propia editorial. Aún así le dieron publicidad al acto. Él puso en el evento "tal vez asista".
Finalizado el primer acto se acercó a ella y le pidió firmar tres de sus libros. Llevaba un cuarto libro en la mochila, pero no lo enseñó a la escritora.
Alenna Collar salió acompañada de sus más íntimos amigos y se dirigió al segundo acto de la tarde. Su sonrisa era más ancha que la calle Benito Pérez Galdós por la que transitaban irremediablemente en línea recta a la segunda presentación del día. En la esquina con la calle San Bernardo se despidió de sus amigos y cruzó sola, ya estaba cerca. Un coche salió del parking y saltándose el semáforo atropelló a la escritora. Horas más tarde moría. El conductor paró su vehículo en el muelle deportivo. Se bajó. Se sentó en un banco Sacó el cuarto libro de la mochila. Empezó a leerlo. Junto al libro sostenía en la mano una carta firmada por Alenna Collar. Sus últimas letras antes de la firma eran "sintiéndolo mucho hemos decidido no publicar este libro"
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