viernes, 31 de octubre de 2014

La sinceridad no es un deber, es un derecho de dudosa legalidad

    La sinceridad no es un deber, es un derecho y de dudosa legalidad. En ocasiones no tenemos ese derecho, yo diría que la mayoría de las veces. Cada persona es libre de ser como quiera mientras respete los derechos de otras personas. Empeñarse en ser sincero puede ser una falta de respeto. Presumir de ser sincero puede ser una falta de apreciación hacia ese derecho de las demás personas de ser como quieran. Ser mentiroso no está bien, normalmente nos referimos a las ocasiones en que sacamos provecho de esa mentira a costa de los recursos de los demás. Y esto es una apropiación indebida. Pero ¿qué es la sinceridad? ¿implica que tenga que decirle a una persona que hoy está antipática? ¿dónde nace ese derecho? ¿quién lo ha otorgado? y también ¿quién dice que tengamos la obligación de ser sinceros? de decir qué es lo que estamos pensando, de decir qué es lo que nos tiene tristes, de decir qué es lo que queremos. Mientras no perjudiquemos los derechos de otras personas con nuestro silencio, seguramente a fuerza de ser sinceros serán más las veces que nos entrometamos en la vida íntima de cada persona . Ahora bien, la sinceridad utilizada para regalar apreciaciones bonitas de otras personas se convierte en un don. Un don para acercarnos a los demás, para hacer felices a los demás. Aún así podemos encontrar personas que se sientan invadidas por nuestros piropos por diversas causas, en muchas ocasiones relacionadas con sus propios miedos a aceptar sus cualidades por pensar inmerecidas.



jueves, 30 de octubre de 2014

"… toda la isla era un jardín"

Pedro Gómez Escudero (1639)

… toda la isla era un jardín, toda poblada de palmas, porque de un lugar que llaman Tamarasaite quitamos más de sesenta mil palmito i de otras partes infinitas, i de todo Telde y Arucas.

miércoles, 29 de octubre de 2014

¿Quien dijo miedo?

¿Quién teme al despertar?

Aquel que decidió vivir con miedo el resto del día

¿Quién teme al hablar?

Aquel que decidió que sus palabras valían menos que las demás

¿Quién teme al caminar?

Aquel que decidió que el camino iba a estar sembrado de clavos

¿Quién teme al cantar?

Aquel que decidió que su canto no merecía ser escuchado

¿Quién teme al amar?

Aquel que decidió que no valía más que la persona amada

Y ¿Quién teme a vivir?

Aquel a quien le hicieron creer que la vida era fácil.


lunes, 27 de octubre de 2014

Ya no es lo mismo...

Ayer fue domingo. Desde hace unos meses dedicamos las tardes de los domingos a dar un paseo en bici. Utilizamos las ramblas de la Avenida de Mesa y Lopez. La tranquilidad de los domingos se respira. Pocos coches, poco humo, silencio y pocas personas caminando por la ramblas. Ideal para intentar que dos pequeños ciudadanos de 8 y 6 años adquieran el hábito saludable de moverse en bici por la ciudad. Sin embargo ayer el ambiente no era el mismo. Desde por la mañana circulaban muchos coches, por la tarde el silencio seguía roto. Muchos coches, mucho ruido. Abren las tiendas, desde hace poco, los comercios de la zona no descansan. Ese día distinto ha muerto. El ser humano necesita variación, descanso, ambiente relajado, aunque sean en pequeñas dosis. Ese espacio y ese tiempo podía ser utilizado para actividades distintas. Ahora es casi un día más, un día cualquiera, como el resto de la semana...



jueves, 23 de octubre de 2014

Me está empezando a preocupar...

   Decía Steven Pinker en su libro La Tabla Rasa: la negación moderna de la naturaleza humana: "los gemelos univitelinos son similares en un 50% tanto si crecen juntos como si lo hacen separados. Tengámoslo en cuenta y pensemos qué ocurre con nuestras ideas más queridas sobre los efectos de la educación en la infancia."
Defiende el autor que hay tres aspectos a tener en cuenta: socialización, inteligencia y personalidad.  Los dos últimos (inteligencia y personalidad) tremendamente marcados desde el nacimiento (heredados o no de la madre o del padre pero marcados en los genes desde el nacimiento). 

La inteligencia es un término cada vez más ambiguo y en mi opinión cada vez con menor valor. Está muy relacionado con el éxito académico porque básicamente se miden cosas parecidas a lo que se pide en los estudios académicos. Pero tengamos en cuenta que el sistema educativo (cada vez se sabe con mayor certeza y por más personas) está básicamente obsoleto. Como ejemplo pongo que una niña de 8 años aprende a utilizar y estudia cómo funciona un diccionario de papel. Ese diccionario que jamás va a usar cuando salga del colegio. No tengo yo la respuesta a qué se debe hacer en este caso. Es un tema muy complejo, muy difícil de resolver y no es el objeto de esta entrada del blog.

En cuanto a la personalidad cualquier madre o padre que haya tenido más de un hijo sabe que son distintos en su forma de comportarse en general, sabe que hay algo innato que es más fuerte que lo que le puedan inculcar ellos como padres. Y que esa forma de ser cambia muy poco a lo largo de la vida. El niño que es extrovertido tiende a seguir siéndolo de por vida, y así con el resto de la variables que componen la personalidad que podríamos definir como esa forma de comportarnos habitualmente.



Ahora bien, si en algo tenemos margen de juego es en la socialización:

    Se denomina socialización o sociabilización al proceso a través del cual los seres humanos aprenden e interiorizan las normas y los valores de una determinada sociedad y cultura específica. Este aprendizaje les permite obtener las capacidades necesarias para desempeñarse con éxito en la interacción social.


http://definicion.de/socializacion/#ixzz3Gy4ykw1y



   Y este margen de actuación de las madres y padres es el que me está empezando a preocupar.
Cada vez veo con más frecuencia en la calle a madres y padres interaccionando con su móvil y no con sus hijos. ¿En qué afecta eso al niño? Uno de los aspectos de mayor importancia en el cuidado de un niño es la atención que le podemos prestar. Si tenemos tiempo para prestar atención a lo que dice o a lo que hace mejoramos la calidad de los cuidados que le ofrecemos. Cuanto más tiempo tengamos más calidad en los cuidados. Y esa atención se ve drásticamente reducida si cuando estamos con nuestros hijos estamos atentos al móvil en vez de a ellos.





Video relacionado con el sistema educativo y su obsolescencia













viernes, 10 de octubre de 2014

¿Por qué el dinero no da la felicidad?

Somos seres sociales. Hoy no tanto, pero cuando vivíamos en cuevas vivíamos en manada. Fue la estrategia que utilizó nuestra especie para poder cuidar a un bebé tan lento en ser independiente como el humano. No hay ningún otro animal que pueda compararse al hombre en esta tardanza. Es una excepción en la naturaleza en toda regla. Y en esos momentos en la especie humana la relación entre iguales era cuestión de supervivencia, por lo que algunas de nuestras emociones se ligaron a nuestras vivencias con los demás. Una de estas emociones es la felicidad. Las cosas que más nos hacen sentirnos felices son las cosas relacionadas con otras personas: un elogio, un piropo, una caricia, sentirnos admirados, sentirnos queridos, sentirnos respetados, sentirnos amados. Nos sentimos felices en reuniones con amigos, practicando deporte con amigos. Y nada de esto se compra con dinero.